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¿Quién creó al monstruo? scrap 7 download

by Angela Marti

Hija única

  • Author

    Mi-ae Seo 서미애

  • Publisher

  • Language

    Spanish Español

  • Date

    2023-10-18

  • ISBN

About Reviewer 리뷰어 소개

리뷰어 이름

Angela Marti

Angela Marti

«Las heridas convierten a las personas en monstruos.1»


Ciertamente, existen pocas cosas más desconcertantes que la mente humana. ¿Qué es capaz de retener? ¿Por qué retiene ciertos recuerdos? ¿Por qué otros los omite, los entierra o los olvida? ¿Qué ocurre en la mente para que ciertas personas asesinen a otras sin remordimientos? ¿Qué significa la psicopatía para la mente?


Seon-gyeong da la bienvenida a su vida a dos nuevas personas de forma imprevista: una es la hija de su marido y la otra, un psicópata condenado a muerte. Ambas esferas de su vida, personal y profesional, se verán alteradas por la incursión de estas personas. Primero, porque el comportamiento de ambas es demasiado similar. Segundo, porque ella se niega a ver las similitudes. Pero la venda no podrá mantenerse para siempre sobre sus ojos.


Aunque la mayor parte del libro la vivimos a través de los ojos de Seon-gyeong, ella no es la única protagonista de la historia. El teniente Yu, aun siendo un personaje casi anecdótico, será el que abra la historia. Se intercalan los relatos de Lee Byeong-do y Ha-yeong con los de la propia psicóloga. Seo Mi-ae pretende que conozcamos la historia desde todos los ángulos. Para que, de esta forma, en el juicio que emitamos de cada personaje, se tengan en cuenta todos los detalles.


Seon-gyeong es una psicóloga criminalista que ha cursado parte de sus estudios en Estados Unidos. Es una persona quizá no muy perspicaz dada la profesión que ejerce. Trata de entender todo aquello que ocurre a su alrededor, pero mantiene cierto punto de ingenuidad. Esta ingenuidad solo provocará que se dé cuenta de las cosas una vez han ocurrido. Y eso significa que ya es tarde. Demasiado tarde. Estos rasgos suyos contrastan con los de Lee Byeong-do y Ha-young, dos personas más minuciosas, más atentas a los detalles, más analíticas. Saben manipular las situaciones para controlarlas y que les sean favorables. Son meticulosas y, en todo momento saben lo que hacen y lo que quieren. Actúan con un objetivo fijo por el que no se van a rendir.


Esta historia hace plantearse al lector muchas preguntas sobre el origen de estas personas. ¿Habrían sido distintas de haberse criado en otro ambiente? ¿Son las circunstancias determinantes para el desarrollo de este tipo de trastornos? O en cambio, ¿se nace así? ¿Hay algo que podamos hacer al respecto? ¿No hay remedio posible?


 «Nadie nace porque quiere, pero vivir o dejar de hacerlo es algo que depende de la voluntad de cada uno.2»


Instintivamente desde el momento en el que nacemos buscamos la supervivencia. Es más cercano al instinto animal que a una decisión voluntaria. Pero sí es decisión de aquellas personas que se encargan de que lleguemos al mundo. Por ello, es una responsabilidad suya. Aunque no siempre se toma de esta forma. He ahí donde reside el mayor problema, cuando las personas no son consecuentes y, por lo tanto, terminan siendo descuidados, negligentes, abusadores o maltratadores en los casos más extremos. El único uso que hacen de su posición de poder es infringir trauma tras trauma a los que, se supone, deben proteger. No existe, ni profesa, ni un atisbo de afecto. En Byeong-do vemos este contraste de ambientes de crianza. Frente a los gritos y los insultos, la calidez de una madre que lo acepta todo. Frente a la tormenta, calma. Frente al caos, estabilidad.


Así como Byeong-do, Ha-young tampoco lo ha tenido fácil. Una niña de once años que, a pesar de tenerlo todo, no tenía nada. Ha sufrido rechazo, instrumentalización, dolor. Es una niña que en cualquier otro caso se hablaría de ella como una persona fuerte o valiente. Una niña sorprendentemente consciente de su alrededor y de las consecuencias que tienen los, sus, actos. Ciertamente madura para su edad. Aunque, en vez de llamarlo madurez, deberíamos hablar de lo que son: traumas. Su voz al narrar queda lejos de la inocencia infantil o preadolescente que caracteriza esas edades. Su presencia en la trama es enriquecedora. Porque nos permite ver una evolución no solo en su personaje, sino también en el de Seon-gyeong.


La trama, aunque no es excesivamente compleja, es atractiva para el lector de thriller. La autora tiene un estilo que permite a cualquier lector en general acercarse a la historia y, de alguna forma, sumergirse en una situación lejos de lo cotidiano sin perder la sensación de realismo. Sin perder conexión con la realidad.


Es una historia que te hace tener el impulso de comprobar si la puerta está bien cerrada, y no de mirar debajo de la cama. Los monstruos se mueven entre nosotros, caminan a nuestro lado, tienen las apariencias más inocentes y mundanas. Ya no se esconden dentro de los armarios ni te cogen los tobillos por las noches si sacas un poco la pierna de la cama. Y la realidad es que nunca lo hicieron.


La única pregunta que nos queda hacer es: ¿cómo se construye un asesino?


«¿Le darías un abrazo a este monito con las manos llenas de sangre? ¿Me lo darías?3»




1“Hija única” pág 210

2“Hija única” pág 315

3“Hija única” pág 226



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